1 al 6 de septiembre

Mes de la Biblia

En septiembre celebramos el mes de la Biblia recordando dos hitos importantes vinculados con la traducción bíblica.

Por un lado, la primera Biblia completa en español se imprimió en septiembre de 1569. Conocida como la Biblia del Oso por la ilustración de su portada —era un oso intentando extraer miel de un panal en un árbol—. En 1602 Cipriano de Valera revisó la traducción de Casiodoro de Reina, esta revisión se conoce como la Biblia del Cántaro —de nuevo por la ilustración de su portada—. Esta revisión se ha convertido en la Biblia más usada por las iglesias evangélicas de habla hispana: la Biblia Reina-Valera.

Por otro lado, el 30 de septiembre se conmemora el día de Jerónimo de Estridón, conocido como San Jerónimo, quien fue el traductor de la Vulgata Latina. Esta traducción fue durante siglos el texto bíblico oficial de la Iglesia Católica Romana.

El mes de la Biblia es un buen momento para escuchar, leer, meditar, orar y compartir la Biblia. 

Hoy mas que nunca necesitamos tu ayuda para continuar la misión bíblica en países gravemente afectados por Covid-19. Gran parte de nuestra misión podría detenerse. Los equipos locales de la Sociedad Bíblica en 88 países sienten los devastadores efectos económicos de la pandemia.

El desplome de los ingresos en 88 países ha significado que las personas allí se enfrentan a la perspectiva de que no se distribuya la Biblia, no se realice un trabajo vital de traducción, ni se impartan clases de alfabetización basadas en las Escrituras. Es posible que la obra de la Sociedad Bíblica tenga que cerrarse permanentemente en estos países.

Os animamos a celebrar el Mes de la Biblia aprovechando este tiempo para orar por recursos e ideas que promuevan la difusión y celebración de la obra de Dios a través de su palabra.

 

7 al 13 de septiembre

Curso escolar

A pesar de la amenaza del coronavirus, el próximo curso escolar arrancará en septiembre y se desarrollará en el periodo habitual, será presencial «como principio general».

Se presentan varios retos por delante; los centros educativos deben adaptar sus programaciones didácticas en todas las etapas educativas no obligatorias para poder recuperar la enseñanza-aprendizaje perdida durante el confinamiento.
 
Asimismo tendrán que elaborar planes de inicio de curso y las administraciones educativas planes de contingencia con pautas para poder responder a las «eventualidades» que pueda provocar la evolución de la pandemia en la actividad lectiva.
 
Los equipos directivos y el profesorado de cada centro educativo tendrán que establecer planes de seguimiento y apoyo para el alumnado que experimenta dificultades de aprendizaje o emocionales.
 
Fomentar el trabajo colaborativo entre docentes y los equipos directivos, así como reforzar los recursos tecnológicos de las escuelas y las competencias digitales del profesorado y del alumnado, teniendo en cuenta que,  casi la mitad de los docentes en España no están preparados para usar la tecnología en la enseñanza-aprendizaje.
 
Además para el próximo curso costara de un  «Protocolo sobre las medidas de prevención, higiene y promoción de la salud frente al COVID-19 para los centros educativos». Los principios básicos de las recomendaciones sanitarias se refieren a la limitación de contactos, la prevención personal, la gestión de casos y la limpieza y ventilación.

Como todo lo que estamos viviendo en los últimos días, estos cambios estarán condicionados al avance de la pandemia y podrán ser modificados.

Oremos por todos los estudiantes que iniciaran curso en este mes, que el Señor les ayude y les capacite para poder lograr culminar sus estudios con éxito a pesar de las adversidades que la pandemia les esta ocasionando en estos momentos dificiles.

 

14 al 20 de septiembre

Nuestros mayores

Se necesita con urgencia su apoyo para ayudar a los ancianos durante estos tiempos difíciles. 

COVID-19 ha sido un desafío para todos nosotros. Pero los ancianos se han enfrentado a mayores dificultades que la mayoría. 

Las visitas a nuestros mayores se han reducido por medidas de seguridad. Y los ancianos necesitan desesperadamente el consuelo que solo la Palabra de Dios puede proporcionar. 

Confinamiento, aislamiento, puertas cerradas y situaciones confusas son circunstancias que aceleran el deterioro cognitivo y los vuelve mas vulnerables, más dependientes. Protegiéndolos de un virus, podemos condenarlos de tristeza.

La clave, encontrar el equilibrio para que las medidas de prevención del contagio no estrangulen las dinámicas sociales que nuestros mayores necesitan como el aire que respiran. 

En respuesta a esta crisis, necesitamos tu ayuda en oración para que Dios ponga su mano sobre nuestros mayores. Que podamos estar sensibles a sus necesidades aportando recursos que faciliten que puedan seguir conectados con su comunidad y que se sientan integrados en ella. 

Que Dios ponga su mano en esta última etapa de sus vidas para que puedan experimentarle dé una forma que viva, en su alma y espíritu y puedan sentirse tranquilos y confiados.


21 al 30 de septiembre

Reformando nuestras ideas de iglesia 

La temporada actual de pandemia es una “tremenda oportunidad para que surja la Iglesia” mientras Dios desafía a Su cuerpo a profundizar en su sentido de unidad y propósito.

Es un momento kairos de Dios refiriéndonos a la palabra griega antigua que significa el momento correcto, crítico u oportuno. Es una ventana señalada por Dios de una oportunidad señalada por Dios de una temporada señalada por Dios para una cosecha señalada por Dios

Es un momento para que «examinemos el mismo odre en el que operamos como iglesia». Hemos descubierto que en una iglesia, si no tenemos cuidado, a menudo dependemos de las grandes reuniones, la emoción de reunirnos por miles. Y nuestra espiritualidad comienza a construirse alrededor de esa (altura espiritual). Esta temporada nos recuerda que la iglesia de Cristo es más que una gran reunión de personas.

No es que haya nada de malo en disfrutar la presencia de Dios corporativamente, pero la iglesia va más allá de eso. Más que una gran reunión de personas, la iglesia por la que Cristo murió es “una comunidad en la que Dios vive, donde las personas entran y ven la presencia de Dios”.

La comunidad de un grupo pequeño en un hogar, en el que hay amor genuino, y caminamos a través de las diferencias a partir de ese amor y cuidado mutuo, es una prueba al mundo de que Dios está vivo … que nos deja una comunidad en la que podemos experimentarlo.

El Covid nos ha obligado a regresar al corazón de cómo vivimos nuestras vidas en casa, en grupos pequeños. Es la evangelización a través de vidas cambiadas.

Este cambio de enfoque hacia las familias y los grupos más pequeños también nos desafía a profundizar nuestra comprensión de la unidad y el discipulado.

A veces pensamos que la unidad viene al (tener) grandes reuniones y más almuerzos. Esas cosas son buenas. Pero es una verdadera prueba de unidad cuando algunas de estas cosas se silencian.

El propósito de la unidad no es simplemente pasar un buen rato, sino que está arraigado en la unidad de propósito como seguidores de Cristo. Es una unidad enfocada en Cristo y Su Reino, de lo que Dios quiere hacer en nuestra familia, en nuestro grupo celular, en nosotros.

Oremos los unos por los otros para que nuestras vidas cambien, para que nuestras vidas se alineen para los propósitos redentores de Dios, para las naciones, por el bien de las naciones. Sintamos la unidad sentida y no estructural que viene a través de la oración.

Oremos para sentir la unidad entre pastores y líderes. La unidad entre generaciones. Para experimentar una oleada del Espíritu y que experimentemos el gozo del Señor.

Oremos para que vivamos este amor y unidad en nuestras familias y grupos pequeños, que nos convirtamos en testigos del poder transformador de Dios para otros que aún no lo conocen.

El Evangelio no es solo un mensaje. No es solo un sistema de creencias. El Evangelio es el poder de Dios para cambiar nuestras vidas.

Oremos para que Dios transforme a las familias, matrimonios,  hijos,  padres, para que seamos testigos, un testimonio ante el mundo de que una nueva vida es posible.

Dios está llamando a la iglesia a tener un amor renovado por su pueblo, por su nación. Eso significa que el discipulado está en el centro, porque no se puede llegar a una nación y bendecirla a menos que esté amando y siguiendo a Cristo.

No estamos orando por una nueva normalidad en la que sigamos con la vieja forma de vida. Estamos pidiendo una nueva normalidad donde Dios sea exaltado, donde las naciones sigan los caminos vivificantes de Dios: justicia y compasión y amor constante.

Oremos por una justicia que glorifique a nuestro Señor.

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