A medida que se acercaba el año 2000, muchos en todo el mundo esperaban con entusiasmo lo que traería el siglo XXI. En Sociedad Bíblica ya se estaba trabajando para asegurar que el nuevo milenio diera acceso sin precedentes a las Escrituras a través de un plan enormemente ambicioso –Oportunidad 21–.
Una oportunidad para el nuevo milenio
Llegó el nuevo milenio y, junto con él, también una perspectiva mundial rápidamente cambiante. La iglesia estaba creciendo rápidamente en muchos países. Las naciones que habían estado previamente cerradas al mensaje del evangelio se abrían al ministerio bíblico. Un mundo cada vez más globalizado estaba acercando a muchos, pero al mismo tiempo exponía brechas cada vez mayores –y una de las brechas más grandes era la del acceso a las Escrituras–.
“Inició el siglo XXI y la tarea de poner la Palabra de Dios a disposición de todas las personas, estaba sin terminar”, explicó el Revdo. Miller Milloy, Secretario de Área de Europa Oriente Medio y, posteriormente, Secretario General de SBU. “El plan Oportunidad 21 anuncia una nueva era en nuestro compromiso de completar la tarea”.
El plan Oportunidad 21 iba a ser uno de los programas de extensión más significativos jamás ejecutado por la Comunidad.
Una oportunidad para la causa bíblica
En última instancia, la campaña Oportunidad 21 trajo la esperanza encontrada en la Palabra de Dios a millones de personas en todo el mundo. Las Biblias se distribuyeron como parte de los ministerios penitenciarios, en programas para niños y jóvenes, actividades de alfabetización y otros proyectos innovadores. Durante los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004 se distribuyeron 270 000 Escrituras a los visitantes, más 10 000 Nuevos Testamentos para los atletas que se hospedaban en la aldea olímpica. En China, 40 furgonetas de distribución de la Biblia cubrieron más de 1 millón de kilómetros, entregando más de 2 millones de Biblias. En total, 85 millones de Escrituras impresas fueron distribuidas a través de la campaña de 4 años.
La meta no era solamente distribuir las Escrituras, sino también promover su divulgación e interacción. Con este fin, se distribuyeron más de 12 millones de Escrituras no impresas. Millones de personas recibieron el mensaje del Evangelio a través de programas de radio, televisión, cine y audio.
Oportunidad 21 también buscó expandir los esfuerzos de traducción, para traer la Palabra de Dios a la gente en un lenguaje que ellos pudieran entender. Se procuró financiamiento para apoyar la capacitación en traducción y los recursos que posteriormente permitieron el desarrollo de nuevos materiales de las Escrituras, Biblias para niños, productos audiovisuales y material para el trabajo de alfabetización.
Una oportunidad de servir juntos
En total, la campaña resultó en $60 millones (US$) que las Sociedades Bíblicas usaron para implementar 400 proyectos diversos a nivel mundial. Detrás de las enormes cantidades había vidas individuales transformadas por la Palabra de Dios. En todo el mundo, había innumerables ejemplos del impacto de vidas transformadas que Oportunidad 21 tuvo en individuos, comunidades e iglesias.
“Gracias a Oportunidad 21, podemos ser los ojos, los pies y la boca para muchos que están en gran necesidad y sin esperanza”, explicó un miembro del personal de la Sociedad Bíblica.
Esperanza para el futuro
La meta de Oportunidad 21 era traer el poder y la promesa de la Palabra de Dios al mundo. El corazón del éxito eran las alianzas, ya que las Sociedades Bíblicas colaboraron en diversos proyectos dirigidos a llevar la Palabra de Dios al mundo del siglo XXI
El programa permitió a las Sociedades Bíblicas continuar el desarrollo de productos y la creación de nuevas ideas de programas, de modo que la Fraternidad pudiera mantener el nivel intensificado que había comenzado el ministerio de Oportunidad 21, explicó Terje Hartberg, Gerente Mundial de Oportunidad 21 (ahora Director Ejecutivo de Desarrollo de la Fraternidad de SBU).
La campaña cambió la trayectoria de lo que se podría lograr en el cumplimiento de nuestra meta común de llevar la Biblia a todos, y todavía hoy el impacto es evidente en toda la Fraternidad.