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EN LA CRUZ HAY VIDA


Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre. Juan 20:29-31

domingo 21 de marzo de 2019

Pasaje bíblico: Juan 20
Autor: Luis Fajardo

No es necesario ver a Jesucristo resucitado para creer. Sí, sin duda fue una bendición para los primeros creyentes ver a su Señor y saber que estaba vivo; pero no fue eso lo que los salvó. Fueron salvos, no por ver, sino por creer. El énfasis en todo el Evangelio es en creer. Hay casi cien referencias en este evangelio de Juan a creer en Jesucristo. Tú y yo hoy no podemos ver a Cristo físicamente, ni podemos verle hacer los mismos milagros (señales) que menciona el evangelio. Pero el relato está allí, y eso es todo lo que necesitamos escribirá Pablo (Romanos 10:17).

Las señales que selecciona y describe el evangelio son pruebas de la deidad de Cristo. Son importantes. Pero los pecadores no somos salvos creyendo en milagros; sino al creer en Jesucristo. 

Muchos de los judíos de Jerusalén creían en Jesús debido a sus milagros, pero ¡Jesús no creía en esos judíos! (Juan 2:23–25). Todos los hechos básicos están aquí para que los leamos y consideremos. Hay suficiente verdad para que cualquier pecador crea y sea salvo. El evangelio no es una biografía para entretener, o una historia para educar, el evangelio está escrito para cambiar las vidas de los hombres.

Es evidente que si los pecadores necesitan vida, entonces la implicación es que están muertos. “Y él os dio vida [hizo vivir, resucitó] a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1). Pero no nos equivoquemos, la vida eterna no es tiempo interminable, porque incluso los perdidos van a vivir para siempre en el infierno. “Vida eterna” quiere decir la misma vida de Dios experimentada hoy. Es una cualidad de vida, no una cantidad de tiempo. Es la experiencia espiritual del cielo en la tierra hoy, no hay que morir para tener esta vida eterna; se tiene en Cristo hoy.

El estado de ánimo de los diez discípulos fue cambiado del temor al valor, de la incredulidad a la confianza. Ahora el evangelio nos invita a confiar en Jesucristo y pasar de muerte a vida eterna.

Escribió Agustín de Hipona:
“Si no lo crees, no lo entenderás nunca”. 

Oración
Gracias oh Dios por la vida que tenemos en Tí por la resurrección de Jesús al que Tú levantaste de entre los muertos. Gracias Señor por la fe que Tú pones en nosotros. Hoy queremos proclamar que Jesús fue resucitado y que ya hoy en Él estamos disfrutando de esa vida eterna. Amén.
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