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EN LA CRUZ HAY VIDA

«Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.  Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis». Juan 13.15-17

Miércoles 17 de marzo 2019

Pasaje bíblico: Juan 13:1-20
Autor: Luis Fajardo

Estamos ante la fiesta judía de la Pascua en la que Jesús debía sufrir su muerte.
Esto se menciona en el evangelio no por un interés meramente histórico, sino más bien teológico: Jesús murió como el Cordero Pascual del Nuevo Pacto.

Se pone de manifiesto que Jesús no va a la muerte (su hora), arrastrado por las circunstancias, sino que va a dar su vida voluntaria y conscientemente (v.1)
Este es sin duda un momento emocionalmente intenso.
Por otro lado el v.3 se encarga de señalarnos la soberanía de Jesús sobre todas las cosas  3sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,
Es decir, Jesús es soberano sobre todo. Dios mismo había salido de Dios, y a Dios iba.

Pues este Jesús Todopoderoso y soberano, se dispone a realizar una acción previa a su entrega en la cruz, que se contaba entre los servicios más humildes propio de los esclavos para con sus amos.
El trabajo del esclavo era lavar los pies a su señor después de un fatigoso día caminando por los caminos de tierra y piedra.

Así que Jesús se quitó su manto (literalmente: se entregó), tomó la toalla y se la ciñó, y tomando agua en un lebrillo comenzó a lavar los pies a sus discípulos.
Qué contraste tan tremendo podemos observar entre las palabras del v. 3 y este v. 5 (el que tiene todo en sus manos, sirviendo).
Podemos imaginar que la confusión que se creó entre aquellos discípulos no fue pequeña, su maestro y Señor, actuando como un siervo a su servicio.
Lo más impactante  de Jesús es ver que no sólo habló del servicio a los demás, sino que lo ejemplificó con su vida y sobretodo con su muerte.

Una vez terminado el acto y tras la conversación con Pedro, todo vuelve a la normalidad.
Jesús toma el manto y vuelve a la mesa. Y les pregunta por el significado de todo esto ¿lo habéis entendido? ¿Sabéis lo que os he hecho?
Les dice: si yo al que vosotros con fundamento llamáis maestro y Señor, os sirvo con humildad, entrega y amor,  debéis comportaros así entre vosotros.

Parecerse a Jesús, ha de ser el objetivo prioritario de la vida cristiana.
Para Jesús, el amor es la entrega de lo que tenemos, de lo que somos, hasta la entrega de la propia vida. Es humildad y renuncia.
En estos días donde se contemplan imágenes artísticas que tratan de recrear escenas de la pasión y muerte de Jesús, te invito a que pienses en si quieres parecerte a ese Jesús también.

Lo importante en la vida no es ser el mejor. Lo realmente importante en la vida es servir cada día mejor a los demás.
-¿Hasta dónde estamos dispuesto a entregarnos?
Nuestro mundo es un mundo necesitado de humildad, servicio y amor. Está necesitado de la Buena noticia de Jesús.


Oración.-

Dios y Padre nuestro, te alabamos y nos inclinamos ante Tí. Nos asombra tu grandeza acompañada de humildad. Nos sorprende tu amor, tu gracia hacia nosotros. ¡Que grande eres Señor! ¡No hay nadie como Tú!

Gracias por Jesús. Amén 

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