«Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz«. (Mc 4.22)
En la Biblia abundan las historias de migrantes de todo tipo que han de vivir su fe en la clandestinidad, es decir, de forma secreta u oculta por temor a las represalias. Leemos historias de migrantes clandestinos que emigran huyendo del hambre, la guerra, la opresión, los desplazamientos forzosos, y múltiples amenazas de muerte. Muchas son las historias, a veces conmovedoras por su sufrimiento, en otras ocasiones motivadoras por el bienestar que logran. Pero a los “clandestinos” de las historias bíblicas les acontece lo mismo que a los clandestinos de hoy: nunca olvidan la tierra que les vio nacer porque la llevan en el corazón, y tampoco dejan atrás su experiencia de Dios, porque es Dios quien les fortalece.
Este año, con motivo de la celebración del Mes de la Biblia durante el próximo mes septiembre, hemos querido centrar nuestra atención en los múltiples dramas que encierra la clandestinidad por causa de la fe y cómo la Palabra de Dios alumbra, vivifica y trae esperanza a las situaciones más desesperadas.
La palabra clandestino viene del latín clandestinus, de clam (secreto) y éste de celare (esconder). Oculto, secreto. Realizado en privado por temor a un poder externo. Por tanto, llamamos clandestino a aquello que es secreto o que se desea mantener oculto, en especial por temor a la ley o a las autoridades o, incluso, al descrédito causado por el rechazo de la sociedad ante determinados comportamientos:
- En el relato de la Biblia se nos habla de las comadronas que salvaban, a escondidas, la vida de bebés hebreos.
- En el mundo romano, miles de cristianos celebraban la misa de modo clandestino, incluso poniendo en peligro sus vidas.
- Durante la Revolución francesa, hubo miles de sacerdotes, religiosos y laicos, que tenían que esconderse para poder vivir según su fe católica.
- Ante gobiernos tiránicos del siglo XX, bajo el comunismo y bajo el nazismo, miles de creyentes conservaron su fe y sus ritos, y ayudaron clandestinamente a otros a salvar sus vidas.
La lista de clandestinos por la fe es muy larga. Todavía hoy, en algunos países, los cristianos no pueden decir que lo son porque serían condenados a muerte, encarcelados o perderían sus derechos básicos.
Esos creyentes sabían y saben que en la vida lo más importante es amar a Dios y a los hermanos. Sabían y saben también que una ley injusta o un gobierno tiránico nunca merecen ser obedecidos.
La lista de los mártires del pasado y del presente nos anima y nos enseña cómo escoger lo más importante: el mensaje de Cristo, la fidelidad a la Iglesia fundada por Él, y la vivencia de los mandamientos.
Habrá riesgos, habrá incluso cárceles y daños físicos. Pero la fuerza de la gracia y el amor a Dios y a los hermanos, darán fuerzas para vencer al mal con el bien, y para vivir hasta entregar la vida por los amigos.
Te invitamos a acompañarnos en este emocionante viaje a través de nuestro programa de actividades con el que conmemoraremos el mes de la Biblia. Haz clic aquí.
Otros documentos de interés que puedes descargarte:
Apocalipsis, el libro clandestino