En mayo de 1946, menos de un año después del conflicto mundial más destructivo de la historia humana, representantes de las Sociedades Bíblicas de 13 países se reunieron en el Centro de Conferencias Elfinsward en Haywards Heath, Inglaterra. Convencidos más que nunca de la “necesidad del mundo de la Palabra de Dios”, los delegados iniciaron la formación de una fraternidad bíblica verdaderamente mundial, las Sociedades Bíblicas Unidas.
Los asistentes —cada uno con sus propios traumas de la guerra— estaban decididos a trabajar juntos, «para que, en este momento de necesidad, pueda hacerse el máximo esfuerzo en cooperación con otras Sociedades Bíblicas para satisfacer la necesidad y aprovechar la oportunidad de proveer al mundo afectado la Palabra de Vida y Fortaleza».
El inicio de la colaboración mundial
Desde el establecimiento de la primera Sociedad Bíblica en 1804, las actividades se expandieron y, a finales del siglo XIX, una red de agencias y asociaciones emprendían esfuerzos para poner la Biblia en las manos y los corazones de las personas en todo el mundo. Sin embargo, este trabajo fue conducido y dirigido a menudo por las Sociedades Bíblicas individuales.
En los años treinta se dio el mayor paso hacia una colaboración. La Sociedad Bíblica de los Países Bajos, en ocasión de su 125 aniversario, invitó a varias Sociedades Bíblicas a debatir sobre una cooperación mundial en una conferencia en julio de 1939.
«La hora ha llegado para la cooperación», exhortó John Mott de la American Bible Society. «Aislados, solo nos vamos a empobrecer».
Los acontecimientos mundiales, sin embargo, significaron que este nuevo espíritu de colaboración no iría muy lejos. Cinco días después de la conclusión de la conferencia, 1.5 millones de tropas alemanas ingresaron a Polonia y la Segunda Guerra Mundial se hizo inevitable.
Durante la guerra, llegaron noticias de una distribución y producción determinadas. Las Sociedades Bíblicas enfrentaron enormes desafíos a medida que el conflicto impactó la impresión y distribución, así como el financiamiento que hacía esto posible, pero algunas Sociedades Bíblicas pudieron proveer Biblias y porciones incluso en medio del caos de la guerra.
El Revdo. Dr. Hanns Lilje, quien más tarde representó a Alemania en Elfinsward, fue encarcelado en Nuremberg. Mantenido en aislamiento, incluso su Biblia le fue quitada, pero él conocía las Escrituras lo suficientemente bien como para encontrar consuelo en la Palabra de Dios. «Nos fortaleció el pensamiento de que la Palabra de Dios no está atada», reflexionó. «Sabemos que hay una luz y una esperanza, la Palabra de Dios que continuará guiándonos hacia el futuro».
Un nuevo comienzo, juntos
Las experiencias de las Sociedades Bíblicas en tiempos de guerra sólo habían fortalecido la determinación de trabajar juntos. Tras el cese de las hostilidades, las Sociedades Bíblicas se reunieron en Elfinsward. De las ruinas mundiales y de un mundo en transición, había esperanza sobre lo que se podía lograr del servicio fiel a Dios, pero [con] una visión realista de la escala de los desafíos que estaban por delante. Desafíos que se enfrentarían mejor trabajando juntos.
“No hay mucha esperanza en el mundo”, señaló el obispo de Noruega Eivind Berggrav, quien pasó gran parte de la guerra en aislamiento, “pero hay mucha esperanza en la Biblia”.
Con la mirada hacia el futuro
Setenta y cinco años después, la necesidad de la Biblia en todo el mundo sigue siendo atendida por la búsqueda compartida de una misión compartida, una misión construida sobre el legado de fidelidad, sacrificio y colaboración. De los primeros 13 países reunidos en Elfinsward, ahora alrededor de 150 Sociedades Bíblicas trabajan en más de 240 países y territorios para poner las palabras de la Biblia que dan vida a disposición de todos.
“Nuestro punto de vista es mundial y ese es el punto de vista de la Biblia”, señaló el Obispo Eivvind Berggrav en la reunión de Elfinsward. “Estamos ante una puerta abierta.”
Es esa puerta abierta mundial lo que ha guiado la misión y la visión de las Sociedades Bíblicas que han trabajado juntas como la Fraternidad de Sociedades Bíblicas Unidas durante los últimos 75 años.