Devocional | Luis Fajardo
Después de un tiempo difícil, como el que estamos viviendo, parece necesario un merecido descanso. ¡Por fin llegan las tan ansiadas vacaciones!
Tiempo para estar con la familia, leer, disfrutar del mar o la montaña, dejar a un lado el móvil y el ordenador, tiempo para, como suele decirse, “tratar de desconectar”.
El período vacacional es una buena ocasión no sólo para descansar del trabajo y la rutina, sino para reflexionar, renovar nuestro compromiso con el Señor y dejar que su Espíritu nos infunda nuevas fuerzas para la realidad que nos tocará vivir con sus nuevos retos.
El Señor, que nos conoce bien, se hace cargo de nuestra debilidad y así, en el evangelio de Marcos, encontramos la siguiente escena, dentro de la famosa historia de la alimentación de los cinco mil.
Marcos 6. 30-32 (RV2020)
30Entonces los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo cuanto habían hecho y enseñado.
31El les dijo:
—Venid, retirémonos a un lugar solitario y descansad un poco. Eran tantos los que iban y venían que no tenían tiempo ni para comer.
32 Y se fueron solamente ellos en una barca a un lugar apartado.
Para los apóstoles, después de un tiempo de servicio y trabajo, es el momento de hacer balance, una evaluación de su experiencia misionera, y cuentan a Jesús lo que habían hecho y enseñado.
No tenemos detalles de esta conversación, pero podemos imaginar cómo estarían, llenos de gozo por la respuesta al evangelio de unos y entristecidos por el rechazo de otros, y seguro que también le contarían alguna que otra anécdota vivida.
Cabe destacar cómo el evangelista sintetiza la descripción de su misión: todo cuanto habían hecho y enseñado. Y así se resume también nuestra vida, porque la importancia de nuestras palabras y nuestras acciones es determinante.
Para ellos había sido un tiempo intenso, predicando el evangelio, realizando acciones milagrosas en algunos casos y probablemente teniendo que trabajar para poder tener un sustento.
Sin muchos más detalles Jesús les dijo: Venid, retirémonos a un lugar solitario, y descansad un poco. La propuesta de Jesús muestra su preocupación tanto por los suyos como por el ministerio que les encomendó.
Nos parece un gesto muy humano que Jesús, al considerar la situación de sus discípulos, les recordara la necesidad de descansar. Pero en el fondo, es un gesto más divino que humano, pues desde el principio del mundo, Dios estableció un tiempo de descanso, y más tarde, incluso lo legisló.
Invitados por el Señor a un lugar solitario para descansar un poco. Sin duda fue tiempo de refrigerio y reflexión junto al Maestro. Es en estas ocasiones, en las que Jesús se aparta con los suyos, cuando aprovecha para proveerles descanso e instrucción.
Aprovechemos estas vacaciones para retirarnos a un lugar aparte con Jesús, para disfrutar de su intimidad, alejados de los trajines de la vida cotidiana. Recibamos su enseñanza, su punto de vista sobre nuestros afanes, su evaluación de nuestro servicio, y su alimento para nuestras almas.