Testigos de su resurrección
Domingo – Autor: Mariano Blázquez | Mateo 28. 5-7
Los relatos sobre la resurrección de Cristo y sus posteriores apariciones presentan ciertas variaciones según la perspectiva de los testigos. Sin embargo, el hecho central, en todos ellos, es que Jesús ya no estaba en la tumba, sino que había resucitado, y quería darse a conocer de una nueva forma a sus seguidores.
Los discípulos, que dudaban de la resurrección, fueron reafirmados con el testimonio de una experiencia real con el resucitado. Esta experiencia reenfocó su fe y les dio fuerzas para trastocar el mundo con mensaje de transformación y nueva vida.
Al igual que sus seguidores, mucha gente valora las enseñanzas de Jesús, pero desconfía de su dimensión sobrenatural y, concretamente, de su resurrección. A estas personas sólo podemos decirles que la esencia del cristianismo es Cristo resucitado, quien, todavía, sigue buscando discípulos.
Nosotros no estuvimos en Jerusalén ni en Galilea, viendo o tocando su cuerpo resucitado, pero las Escrituras nos muestran que, hoy, también podemos tener un encuentro con el resucitado y ser testigos de su resurrección. También nos dicen que podemos experimentar el mismo poder de su resurrección en nuestro interior, operando y realizando transformaciones que, algún día, serán completadas cuando, por fin, podamos verle cara a cara.
Oración: Te entrego, Señor, mi vida entera una vez más, y pido que tu presencia moldee mis acciones de modo que los efectos de tu poder hagan de mí un testigo eficaz de tu resurrección.
La resurrección de Jesús es el fundamento de nuestra fe.
¡En la cruz hay vida!